La cadera

La cadera es una articulación intrínsecamente relacionada con nuestro tronco, como cualquier otra parte de nuestro cuerpo. Es el punto donde se divide la carga de nuestro peso corporal. En función de cómo de compensada esté nuestra pelvis en situaciones de carga, tendremos o no problemas lumbares, así como de caderas, rodillas y pies. Incluso, ante descompensaciones donde una cadera apoya más que otro, observaremos una descompensación a nivel de hombros.

La articulación de la cadera tiene una cápsula articular que le da estabilidad, unos ligamentos que refuerzan esta cápsula y le otorgan elasticidad -nuestros caderas son responsables de muchísimos movimientos- y unas bolsas de líquido que amortiguan las cargas del peso corporal. Al cadera encontramos un ligamento muy importante llamado “redondo”, que nutre la cabeza del fémur. También encontramos el “labrum”, que aumenta la superficie de contacto de fémur y pelvis.

Además, en la cadera, encontramos todo de músculos de los que nos resulta familiar el nombre, como el “piramidal” o los “obturadores”: son los músculos responsables de la rotación externa. Los glúteos medio y menor hacen que podamos abrir las piernas. El glúteo mayor hace que nos resulte posible alargar la pierna. El “psoas” hace posible la flexión de cadera y es uno de los músculos más problemáticos de la zona, aunque no siempre es el responsable de la dificultad de movimientos. Los aductores llevan la pierna hacia la línea media; los futbolistas, por ejemplo, tienen lesiones frecuentemente.

La cadera está inervada por el nervio femoral, que llega hasta la rodilla y posteriormente se conecta con otro nervio llamado “safe” y que se extiende hasta el pie. Es por ello que, cuando tenemos una alteración del nervio femoral, sentimos que el dolor nos llega hasta el pie.
También inerva la cadera el nervio “obturador” y otros. Los nervios, por ejemplo, que parten de las vértebras lumbares (de L1 a L4) pueden dar dolor irradiado en la cadera, por lo tanto, no siempre un dolor en la cadera proviene de la cadera 🙂

Para acabar de complicarlo todo, cuando tenemos problemas en esta articulación, los movimientos pueden ser compensados ​​involuntariamente por movimientos lumbares, es decir, ante un movimiento limitado, el propio cuerpo “ayuda” con las lumbares. A veces no podremos mover bien la cadera debido a una limitación a los tejidos blandos, que no son lo suficientemente elásticos.

También hay varias patologías que afectan la cadera, como la coxartrosis (artrosis), la coxitis (inflamación), la periartritis (alteraciones en el tejido blando que rodea la cadera como el síndrome piramidal, bursitis, tendinitis, ….), la displasia de cadera (se da en bebés y conlleva problemas durante la adolescencia si no hay hay tratamiento efectivo), los problemas derivados de cirugías en la zona, etc …

Evidentemente la Fisioterapia puede trabajar todas estas patologías tratando de forma adecuada la articulación, los ligamentos y los músculos afectados. Los profesionales también ayudaremos a restablecer el funcionamiento correcto de cadera, rodillas y pies, y en caso necesario, el de la zona lumbar.

En la mayoría de las patologías, -en el caso de la cadera no podía ser menos-, el tratamiento debe ser global.

 


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