El verano es la estación del año que más nos invita a disfrutar de nuestro tiempo de ocio fuera de casa, hacer deporte al aire libre, ir a la playa, piscina, montaña… a compartir tiempo libre con amigos y familiares. El verano nos levanta el ánimo y nos invita a vivirlo con mayor intensidad que otras estaciones. Las extensas horas de luz, la brisa cálida, la temperatura, el agua, la naturaleza en su esencia… hacen que el verano nos invite a disfrutar de la vida y a realizar actividades diferentes a las que hacemos el resto de año.
Hoy, desde Kilabe, queremos hablarle de 5 consejos que le ayudarán a disfrutar de unas vacaciones saludables cuidando la salud y así prepararnos para las siguientes estaciones. ¡Vamos a ello!
1. Actividad física
Practicar ejercicio físico durante los meses de verano comporta unos beneficios que ayudan a activar el organismo:
- Hacer ejercicio con temperaturas cálidas (cuidado con el riesgo de deshidratación y los golpes de calor) puede aumentar el gasto calórico y acelerar el metabolismo. El ejercicio requiere más energía porque el cuerpo gasta más intentando enfriarse.
- El sistema cardiovascular se va adaptando al calor, por lo que desarrolla mayor resistencia cardiovascular, beneficiándose así el sistema cardiovascular.
- Al hacer ejercicio al aire libre, estamos expuestos al sol, lo que ayuda al cuerpo a producir vitamina D, crucial por tener huesos fuertes y un sistema inmunitario saludable.
- Hacer actividad física bajo la luz del sol y el aire fresco (pasear, caminar a cierto ritmo o realizar cualquier deporte de mayor intensidad) aporta un mejor estado de ánimo, más sensación de bienestar y ayuda a rebajar los niveles de estrés.
Los momentos ideales para hacer ejercicio son a primera hora de la mañana o tarde, siempre evitando realizar cualquier actividad física en el exterior durante las horas centrales del día. Iniciarnos durante el verano nos ayudará a crear una rutina para activarnos progresivamente y así seguirla y mantenerla después de las vacaciones.
2. Alimentos saludables
El verano es una ocasión ideal para cuidar nuestra salud. Comer de forma sana y sin excesos no debe ser un reto: las bebidas alcohólicas y los aperitivos están riquísimos, pero son los responsables de la aportación de kilocalorías extras que se pueden acumular en forma de grasa en nuestro cuerpo. Además, beber alcohol incrementa la temperatura corporal, con el calor y la deshidratación que se va generando, es posible sufrir un golpe de calor.
Mantener una dieta equilibrada y saciante, es importante también durante estos meses.
Las altas temperaturas motivan a ingerir alimentos frescos y reorientar nuestras preferencias alimentarias hacia propuestas más frescas. Barbacoas de verduras de todos los colores -estos meses disponemos de una mayor variedad de verduras y hortalizas que podemos aprovechar- frutas de temporada, legumbres en ensalada, otras proteínas a la plancha, al vapor o hervidas, son alimentos ideales para la nuestra dieta veraniega, altamente digestibles. Y además facilitan la hidratación.
3. Tomar el sol con precaución. Nuestros niveles de vitamina D.
La luz solar es la principal fuente de vitamina D para el cuerpo, esa vitamina captura el calcio de los alimentos para que los huesos puedan crecer y mantenerse saludables. Es vital para la salud, pero tan importante como obtener suficiente vitamina D es protegerse de los efectos nocivos del sol y de las graves consecuencias que pueden acarrear. Recuerde que es necesario exponernos al sol, mejor a horas no nocivas, de 9 a 11 horas y, por la tarde, a partir de las 17 horas.
Sin embargo, si no se toman precauciones en cuanto a las horas en las que recibimos el sol directo, o no vigilamos el tiempo que estamos expuestos al sol, corremos el riesgo de sufrir quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel y cáncer de piel. Así pues, es importantísimo aplicar productos solares de alta protección y evitar recibir sol directamente en la cabeza, usando gorras, pañuelos o gorras.
4. Buena hidratación y descanso
La ingesta de líquidos es imprescindible durante todo el año, pero en estos meses de calor, la cantidad de ingesta óptima general es de 2 a 3 litros por día. Agua fresca, zumos naturales, infusiones, tés, bebidas sin azúcar… el cuerpo depende del agua para sobrevivir, ya que facilita la regulación de la temperatura del organismo, además de aportar sales minerales a las células y órganos.
Es primordial vigilar la ingesta de líquidos de las personas vulnerables, niños y ancianos, ya que pueden sufrir más fácilmente deshidratación o golpes de calor. También deberemos prestar especial atención a personas que estén pasando alguna enfermedad.
Los meses de verano, con clima cálido y días largos, dan la oportunidad ideal para desconectar del estrés diario y dedicar tiempo a descansar y recargar energías. Después de unos meses frenéticos, la importancia del descanso durante las vacaciones resulta imprescindible para mantener el equilibrio físico y mental y disfrutar de un descanso de calidad.
Y por último, en cuanto al descanso, no sólo se trata de dormir más horas, también de tomarnos el tiempo para relajarnos y disfrutar de actividades que nutran, además del cuerpo, también el alma. Leer, pasear, dormir, hacer deporte, cocinar, hablar largamente con amigos y familia, contemplar la naturaleza… son acciones que contribuyen a restaurar nuestro bienestar emocional y físico, apartar las preocupaciones laborales y los compromisos cotidianos.
Hacerlo supondrá sin duda unos beneficios significativos para la salud mental y emocional.
5. Compartir tiempo con los que amamos
Durante las vacaciones de verano, las relaciones humanas desempeñan un papel significativo en el bienestar emocional y psicológico. Con una comunicación asertiva y abierta, las vacaciones son una oportunidad para reforzar lazos con seres queridos y amigos, creando así valiosas experiencias que enriquezcan nuestra vida familiar, social y emocional a largo plazo.
Hablar, escucharnos mostrando empatía, aprovechar estos espacios que el resto del “curso” no nos deja compartir plenamente… Es un buen momento para el fortalecimiento de las relaciones, para tener la oportunidad de pasar tiempo de calidad con amigos y seres queridos. Establecer conexiones significativas y fortalecer relaciones personales contribuye a una sensación de felicidad y satisfacción emocional.
En resumen, el descanso y desconexión en verano son esenciales para el bienestar integral. Al tomarnos el tiempo para relajarnos, reconectar con la naturaleza, fortalecer relaciones y estimular la creatividad, cuidar la alimentación, disfrutar del sol… se promueve una mejor calidad de vida y se prepara el camino para una vuelta a las actividades cotidianas con energía renovada y vitalidad.
Más allá de tratar sus problemas físicos, en Kilabe le ayudamos a cuidar de su salud emocional, porque en este cuidado está la clave para una mejora física. Si ya sufre lesiones o tiene alguna patología que requiera atención, le invitamos a hacernos una consulta. Los fisioterapeutas ofrecemos recomendaciones adecuadas para adaptar una rutina veraniega de ejercicio físico a sus capacidades y así conseguir una mejor calidad de vida.